Esta esla casa-estudio para mi amiga Clara Cebrián. Clara es artista y no le gustan las cosas muy diseñadas. El proyecto, por tanto, debía ofrecer una base sobre la que ir apañando la vida y que fuese ‘casi nada’.

Trabajamos sobre una nave de unos 10x10m con dos cerchas y un tejado a dos aguas, una fachada con dos ventanas y una puerta. Para que ‘casi nada’ funcionase para ‘casi todo’ parecía que nada podía estar muy atado.

Teníamos claro tres cosas: que el espacio se debía de entender como lo que era -un cuadrado-, que teníamos que utilizar una cocina que Clara había comprado por wallapop de liquidación (*de Amarillo Cromo), y que las bajantes estaban donde estaban y eran inamovibles.

Decidimos hacer un ‘burladero’; un frente donde poner la cocina (todos quieren estar siempre en la cocina), que se convertiría en protagonista útil del espacio y tras el que se escondería el baño y el desorden de los armarios e instalaciones. El burladero, que pasa bajo las correas de las cerchas, permite que se entienda la nave tal y como es, y evita que haya puertas que abran directamente sobre el espacio (especialmente el baño).

En el proceso de ubicar dónde podía dormir Clara, pasamos por hacer un dormitorio mueble, una cabaña, una caja con ventanas.. hasta que decidimos despegarnos del suelo y aportar un horizonte a la nave, una conexión con el exterior necesaria casi para la salud mental. Terminó siendo el hito del proyecto: una plataforma muy ligera, semi-colgante, que a su vez sostiene una pequeña elevación de la cubierta y permite salir a limpiar los cristales. Con redondos de 20mm trabajando a compresión y suspensión, y corrugados de 8mm a tracción, diseñamos con Manuel Ocaña esta estructura. Acepta que suba un máximo de 5 personas, por lo que hicimos una escalera con ruedas que se pudiese esconder: skinny habits.

TOPO’S SHED // This is the house studio for my friend Clara Cebrian. Clara is an artist and does not like overly designed things. The project, therefore, had to provide a basis for life to happen and be ‘almost nothing’.

We work on a 10x10m warehouse with a gable roof held by two steel rafters, and a facade with two windows and a door. For ‘almost nothing’ to work as ‘almost anything’ it seemed that nothing should be very tied.

We were sure about three things: that the space must be understood as what it is - a square -, that we had to use a kitchen that Clara had bought for sale (by Amarillo Cromo), and that the downspouts were where they were and were immovable.

We decided to make a ‘covert wall’; a front where we could place the kitchen (everyone always wants to be in the kitchen). The kitchen would become the useful protagonist of the space, and behind it, the bathroom and facilities would hide. The wall passes under the belt of the trusses, allowing the warehouse to be understood as it is, and prevents doors from opening directly over the space (especially the bathroom).

In the process of locating Clara’s sleeping place, we thought of making a wheeled bed, a cabin, a box with windows ... until we decided to detach ourselves from the ground. We thereby provide a horizon in the warehouse; a connection with the outside that we believe is necessary for mental health. It ended up being the project’s highlight: a very light, semi-hanging platform, which in turn supports a small elevation of the roof. We designed this structure with Manuel Ocaña; 20mm steel rounds working on compression and suspension, and 8mm corrugated rods in tension. The platform accepts a maximum of 5 people on it, so we made a ladder with wheels that could hide: skinny habits.